El origen del famoso queso de Guía reside en las primeras poblaciones que se instalaron en el s. XVI en las medianías de Guía, Gáldar y Moya, de procedencia, fundamentalmente, portuguesa y extremeña, debiéndose a éstos primeros habitantes la denominación “queso de flor”, por el uso del cuajo vegetal procedente de la flor de cardo. Desde entonces, el pastoreo, el aprovechamiento sostenible del ecosistema y los secretos del proceso de elaboración han persistido hasta hoy en día. Se conocen como quesos de Guía por ser esta ciudad el tradicional lugar de venta de los mismos, bien en sus comercios, bien en el colosal mercado agrícola que, cada domingo, acogían sus calles y plazas.
Para elaborar el queso más conocido de esta DOP, se usa como coagulante sólo cuajo vegetal (flor de cardo), obteniéndose un queso con forma tipo torta, de 4-6 cm de altura, muy frágil debido a su corteza fina y elástica, que puede tener pequeñas grietas.
La pasta es de textura muy cremosa, casi fundente según maduración, con olores y aromas que recuerdan a pastos y en ocasiones a frutos secos.
En el paladar predomina el sabor amargo, con una persistencia media-alta, pudiendo aparecer un post-gusto picante.